Se casó con una persona, durmió con ella muchos días, tal vez años, y ahora siente que no sabe quién es, que se quedó sin otro a quien querer, que ya nunca va a poder confiar en nadie, que nada tiene ni tuvo sentido. La desolación es infinita, es un dolor que le atraviesa toda la vida, también deja de confiar en su propia percepción “soy una estúpida, cómo no me di cuenta antes”, se le llena la cabeza y el alma de miles de preguntas que intentará arrancarle al otro y que, independientemente de lo que le conteste, nunca quedará satisfecha.