Pareja

¿Te interesa tu pareja?, entonces a veces (etiquetas personales). Nilda Chiaraviglio

Nuestra vida, nuestro proceso de vivir cambiando, se comporta como un equilibrio dinámico, es decir, cuando nos sentimos incómodos, o enojados, o dolidos, o molestos, etc. con algún evento o circunstancias de nuestra vida, reflexionamos hasta que logramos encontrar una conducta distinta a la que ocasionó ese resultado desagradable y que por lo tanto tendrá una consecuencia distinta a la anterior y que es muy probable que eso nos procure un estado de mayor bienestar personal y por lo tanto con nuestra compañero de pareja. Si fuese así entraremos en un equilibrio confortable hasta la siguiente vez que necesitemos otro cambio para aumentar nuestra calidad de vida.

 

Aquí pondremos el acento en una herramienta que probablemente será útil en las conversaciones con nuestra pareja para agregarle flexibilidad y responsabilidad a la comunicación.

 

En nuestra cultura estamos acostumbrados a “poner(nos) etiquetas” y desatendemos el que cualquier clasificación rigidiza en alguna medida las posibilidades de ampliar nuestros puntos de vista y que intentar conversar con nuestra pareja desde una posición rígida es muy probable que traiga conflictos. Entonces se puede usar un recurso verbal para interrumpir esa tipificación que hacemos de nosotros mismos o de nuestro compañero (y también de nuestra relación) con el objetivo de ensanchar el horizonte de alternativas para la solución del problema y de la narrativa que usamos y así dinamizar un cambio equilibrado en el tema que se está tratando.

Se trata de que cada vez que escuchemos una etiqueta, decidamos contestar o pensar:

 

A veces

Las clasificaciones pueden ir en cualquier dirección:

  • Nos la ponemos a nosotros mismos.
  • Se la ponemos a nuestro compañero.
  • Nuestro compañero se la pone a sí mismo.
  • Nuestro compañero nos la pone a nosotros.
  • Ambos se las ponemos a la relación de pareja.

 

Y la herramienta se utiliza indistintamente. Por ejemplo:

Etiqueta

  1. Eres un mandón
  2. Eres muy egoísta
  3. Soy una tonta
  4. Eres realmente espléndido
  5. Me impresiona tu inteligencia
  6. Eres hermosa
  7. Soy insoportable[/column]

Respuesta

  1. Sí, a veces suelo comportarme como un mandón
  2. Sí, a veces me pongo egoísta
  3. Sí, a veces hago (o haces) tonterías
  4. Sí, a veces me porto como espléndida
  5. Sí, a veces me siento inteligente
  6. Sí, a veces logro verme bien
  7. Sí, a veces me comporto (o te comportas) insoportablemente

 

Es conveniente que se converse sobre esta herramienta con la pareja encuadrándola como una manera de colaborar en la mejora de nuestra comunicación, de lo contrario es posible que el “A veces” se lo pueda escuchar como una burla y genere una respuesta altisonante.

 

Cuando se tuvo este cuidado previo, ambos decidieron usarla, y se la maneja de manera oportuna en una conversación, tiene varios efectos:

  1. Casi inmediatamente aparece una sensación de alivio personal del tipo: “está bien, no soy sólo eso”.
  2. Generalmente se produce una especie de “corte” o interrupción en el estado de ánimo de ambos. Algo así como: “estoy siendo amable conmigo y contigo, podemos ser muchas cosas distintas, y tenemos la libertad de elegir cómo queremos maltratarnos o bientratarnos”.
  3. Ambos sienten que están poniendo la mejor buena voluntad para que esa conversación produzca resultados agradables para cada uno y para la relación.

 

Sin las rigideces de las etiquetas, la mente se abre y se encuentran nuevas alternativas para analizar el problema que se está tratando en beneficio de la calidad de vida compartida.

 

…Estamos acostumbrados a “poner(nos) etiquetas” y desatendemos el que cualquier clasificación rigidiza en alguna medida las posibilidades de ampliar nuestros puntos de vista y que intentar conversar con nuestra pareja desde una posición rígida es muy probable que traiga conflictos.